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Manual del Perfecto Gay - Fanfiction Harry Potter
Perlita loves Quino's work
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PerlaNegra - Harry Potter Slash Fanfiction

Picspam del Manual

 

REGLA 3

 

 

Cualquier enfado que Harry podía haber sentido contra Draco por su anterior comportamiento, quedó sepultado en el momento que pusieron un pie en la estación Tottenham Court Road, la cual era la más cercana a su domicilio.

 

Ubicada en un importante cruce de calles, esta famosa estación del metro está apenas a un par de manzanas de donde viven los chicos y es una de las más antiguas de Londres, con más de 100 años de funcionar como parada y conexión de las vías del tren -anteriormente- y el metro -hoy día-.

 

 

El gesto de asombrada incredulidad mezclada con repugnancia que Draco hizo al ver los murales de mosaicos que adornaban el interior de la estación del tren y que él denominó “como la mayor muestra del pésimo gusto de los muggles por la decoración”, bastó para que Harry recuperara el buen humor con el que se había levantado esa mañana.

 

Para ver más de los mosaicos que tanto gustaron a Draco, dar clic en la foto xD

(En serio, ¿cómo alguien pudo pensar que eso se veía bonito?)

 

El creador de esta "obra de arte" fue el escocés Paolozzi (fallecido en el 2005). Dios...

 

 

Que si las escaleras daban vértigo, que si los trenes eran pequeños y les faltaban asientos, que si volvía a mirar un solo cartel de publicidad más perdería su capacidad de raciocinio, que si no había un carrito de golosinas como en el expreso de Hogwarts…

 

 

 

Total, que cuarenta minutos y dos transbordos después, Harry bajó del vagón con un raro zumbido dentro de su cabeza que estaba seguro nada tenía que ver con el ruido que hacía el tren.

 

¿Tomaron nota del tiempo transcurrido y la distancia que tuvieron que recorrer para llegar a Richmond? Así de lejos les quedaba xD Si no hubiera sido por Cliff, no tengo idea de cómo habrían hecho para llegar. :P

 

Por cierto, esa foto es de la estación de Richmond ^^

 

 

Draco pareció perder el aliento cuando empezaron a caminar a paso veloz por las ancestrales calles de Richmond, lo que lo obligó a cambiar su interminable sarta de quejas por resoplidos de cansancio.

 

 

 

 

 

Harry no pudo hacer más que mirar fijamente a sus zapatos conforme caminaba, como si alrededor no hubiera hermosos paisajes dignos de observarse y casas centenarias deslumbrando con su imponente apariencia…

 

Ains, si algún día me vuelvo millonaria, por Dios que me voy a vivir a Richmond ^^

 

 

 

 

 

La dichosa propiedad de Draco por fin apareció ante sus ojos, mostrando todo su esplendor victoriano con su techo de pizarra y enormes ventanales en toda la extensión del frente. Pintada de blanco, enorme, restaurada y acogedora...

 

 

 

Bueno, me costó mucho dar con la fachada de una casa en Richmond -y junto al río- que se adecuara a la imagen mental que yo tenía de la casa de Draco, pero, ¡Aquí está!!! ¿En cuál ventana se imaginan a los chicos haciendo eh, ya saben qué? ^^

 

Aunque tal vez, lo único que le pediría a esta casa sería un piso más, porque la imagino más grande, tal como esta casa de abajo:

El descomunal terreno colindaba con el río Támesis, por lo que contaba con su pequeño puerto privado donde los dueños podían dejar botes a resguardo.

 

Cuando encontré esta foto no lo podía creer, porque es TAL CUAL yo me imaginé el jardín trasero de la casa. Enorme, lleno de pasto y plantas, con su muelle privado para los botes de los dueños (¿lo pueden ver? Está ahí en la esquina inferior derecha!!).

 

Ains, me emociono. Ahí fue donde se dieron su primer beso ^^*

 

 

 

A pesar de que a primera vista lucía como un caballo normal y hasta cierto punto hermoso, el kelpie tenía notorias señales de que no era el cuadrúpedo habitual que alguien utilizaría para pasear a sus hijos una tarde de domingo por el campo. Entre el pelaje de su crin, ramas de junco colgaban mezclándose con su pardo pelo; pero lo más terrorífico eran sus dientes, los cuales le daban más parentesco a un tiburón que a un equino normal. Además, la extraña apariencia humanoide de sus ojos era realmente perturbadora.

Draco pensó en lo agradable que sería montar al kelpie, en darse una vuelta encima de tan singular animal… cerró los ojos y meneó la cabeza para sacudirse ese pensamiento, pues sabía que eso era producto de la magia persuasiva que utilizaba el demonio para incautar a la gente y así llevarlos al agua donde precedía a comérselos.

 

 

 

Como si me interesara andar jugando al Steve Irwin y terminar igual que él –masculló Harry guardándose al fin la varita.

 

Este comentario de Harry, nacido de su complejo de inferioridad y del reciente miedo que ha aprendido a sentir, fue hecho (de mi parte) con todo respeto para el fallecido Steve. De ninguna manera estuvo en mis planes ofenderlo, simplemente que habemos muchas personas que no arriesgaríamos la vida como él solía hacerlo.

 

¡Descansa en paz, Steve!

 

Draco se había conseguido el disco de Remy Zero con el tema de una de sus series favoritas de televisión. El rubio era fanático de Smallville y le fascinaba porque juraba que entre Clark y Lex se estaba cociendo una deliciosa relación homosexual.

 

¡También nosotras lo juramos, Draco!

Y se llama Clex, por cierto xDD

 

 

 

 

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