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Manual del Perfecto Gay - Fanfiction Harry Potter
Perlita loves Quino's work
Perlita loves Quino's work

 

 

 

PerlaNegra - Harry Potter Slash Fanfiction

Manual del Perfecto Gay

 

Regla 5
Sexo: Deporte cardiovascular comúnmente practicado en pareja, trío u orgía; y cuyos compañeros de equipo TIENEN que ser extraños (chicos anónimos con los que follas hoy y mañana si los ves, ni te acuerdas). Jamás con conocidos y mucho menos con amigos, a riesgo de caer en estúpidos estados de enamoramiento.

Excepción:
Ninguna.
No. En serio que no. En absoluto.
Ni siquiera ese bastardo de ojazos verdes y cuerpo de tentación que vive conmigo. No, ni él. Así es, no importa que el cabrón también se derrita por mí y me mire con ojos de borrego. Insisto: no, no…

________________________________________




Parecía que Harry nunca terminaría de dar cuenta de la pizza y Draco sentía que se estaba volviendo loco.

El ambiente impregnado de sensuales aromas a albahaca, tomate y pasta, mientras no podía hacer otra cosa que estar ahí sentado devorando con los ojos al moreno. Apreciando el modo en que Harry mordía la jodida rebanada y masticaba sin dejar de sonreír y conversar. Recordando la manera en que esos labios ahora impregnados de aceite de oliva y vino tinto, lo habían besado con anterioridad.

Factores enturbiadores por sí mismos, juntos se confederaban para minar desde los cimientos la ya débil determinación del pobre rubio en dejar de imaginarse a Harry desnudo en su cama.

Y de sospechar cómo se lo follaría.

¿Mordería? Tenía que morder. Justo así, oh, sí… así como muerde el maldito pan de ajo, así… podría ser mi cuello…

Al fin Harry terminó de comer y apuró su copa de vino con torpeza, ocasionando que una gota escurriera entre sus labios y resbalara por el cristal. Sin atisbo de pena, Harry pasó su lengua por todo lo largo de la copa con el propósito de no dejarla escapar; Draco arqueó las cejas, bastante sorprendido y acalorado por las imágenes mentales que acudieron a él debido a la situación. Era imposible ver aquella lengua larga y sonrosada y no pensar en que en vez de una fría copa, pudiera estar lamiendo, así de lánguido y caliente, su…

-¿Qué demonios te pasa, Draco? –preguntó Harry en tono divertido, pillando a Draco casi con la baba escurriendo hasta su propio plato. Draco miró a Harry a los ojos, obligándose a tornar su mirada lasciva en una de asco… misión nada sencilla aún para el maestro de la simulación.

–Estaba pensando que los muggles ésos con los que te criaste debieron haberse dado por vencidos contigo y de plano se saltaron la lección de los modales en la mesa, Potter… Eres caso perdido.

Harry se encogió de hombros fingiendo indiferencia, aunque Draco notó que fruncía un poco el ceño. El rubio se maldijo interiormente por haber sido tan antipático, pero ser así formaba parte de su naturaleza y cuando se sentía acorralado no podía evitar reaccionar con comentarios mordaces. Suspiró discretamente mientras sacaba su billetera para pagar la cuenta e intentando concentrarse en su objetivo primordial: lo que iba a suceder aquella noche en el club.

El pensamiento de ver a Harry entusiasmado con cualquier otro ponía a Draco tan nervioso, que se consolaba diciéndose que tal vez ninguno de los presentes en el club le gustaría lo suficiente a su amigo como para irse a tener sexo con él. Análisis completamente absurdo porque en el fondo sabía muy bien que las probabilidades de que hubiera chicos guapos y dispuestos eran tan altas como las que tenía Draco de encontrarse con Lucius y ser cruciado por él.

Pero aún así tenía que enseñarle a Harry a ser selectivo. Su amigo no se llevaría a cualquier imbécil a follar, por lo menos no esa primera vez. Draco tendría que dar su visto bueno y aprobación, porque él era el único que conocía al verdadero Harry Potter, el único que sabía que aparte de su hermoso culo y de sus estupendas piernas tenía también un corazón de oro y la autoestima más frágil que hubiese visto la humanidad. Draco se consideraba el único que había tenido el privilegio de estar cerca de Potter después de la guerra y la fama, el único con quien había compartido amistad incondicional, el que había tenido la suerte de vivir en su hogar. El único que valoraba a Harry por algo que iba más allá de la apariencia, del nombre o del interés. El único…

Por más que intentaba no podía sacarse de la cabeza el temor a estar haciendo lo incorrecto y las dudas no dejaron de atormentarlo todo el camino que les restaba para llegar al club. Era evidente que él también le gustaba a Harry, así que, ¿por qué no ceder ante eso? ¿Por qué no permitirse algo con lo que había estado fantaseando por años? Pero de inmediato su sentido común le gritaba la misma pregunta: ¿Una noche de sexo a cambio de su amistad? ¿En serio crees que vale la pena? Conocía demasiado bien la respuesta y por lo mismo era que no dejaba de sorprenderle seguir pensando lo mismo una y otra vez.

Harry Potter, premio Nobel al Despiste y la Candidez, ni siquiera parecía darse cuenta de la batalla campal que se desataba en el alma de Draco. De la ambigüedad desencadenada entre elegir quedárselo para él o permitirle ser feliz.

En el BarCode, los sábados eran las noches de los hombres más sexys de Soho, o por lo menos eso era lo que anunciaba su publicidad. Apenas al llegar los dos enormes ventanales les dieron una pequeña muestra de la locura que reinaba dentro del lugar. Harry abrió los ojos de manera casi cómica y Draco no pudo evitar reírse de él en su cara.

Era una experiencia única ser testigo de la primera vez de Harry en un club muggle y además, gay. Única, sí, pero… extremadamente dolorosa. Con una mueca de rabia, Draco casi pudo comprender los inseguros motivos que debió haber tenido el egoísta y celoso de Creevey para jamás haber aceptado salir con Harry a ese tipo de sitios.

Creevey bien sabía que tenía a Harry sin merecerlo. Bien sabía el tipo de espécimen que era Potter. Lo sabía y por eso ni siquiera se atrevía a exponerlo. Draco se rió entre dientes al recordar las muchas veces que intentó llevarse a Harry consigo a algún club y Creevey había pegado el grito en el cielo. Estúpido.

¿O acaso más estúpido estaba siendo Draco?

Llegaron justo a tiempo para ingresar sin tener que pagar la entrada. Adentro, el techo bajo, la estrechez, el humo y las luces parecieron asustar a Harry todavía más, haciéndolo experimentar algún tipo de claustrofobia. La cantidad de personas a su alrededor era tal que Harry tenía que oprimirse contra Draco para no extraviarse entre la multitud. Draco caminaba lo más aprisa que la muchedumbre le permitía en un desesperado afán de alejarse de Harry, pero éste parecía habérsele pegado como lapa.

Draco lo dirigió hasta la barra, pidió dos cervezas y se paró de puntas mientras husmeaba entre la gente en busca de Cliff. Tarea casi imposible porque no podía –o mejor dicho, no quería- alejarse mucho de Harry. Tenía que haber estado ciego para no notar las miradas libidinosas que la mitad de los hombres le dirigían al moreno cuando pasaban a su lado. Él único que no parecía notarlo era, justamente, Harry.

Si hay alguien en el mundo que está en Babia, tiene que ser éste, pensaba Draco mientras intentaba enfocar su atención en localizar a Cliff y no en lanzarle miradas furibundas a todos los que le sonreían descaradamente al moreno. Éste estaba tan absorto en su cerveza y en ayudar a buscar a Cliff, que parecía ignorante de la pasión que estaba despertando en media población.

-¿Bailas, guapo?

A Draco casi le dio tortícolis por lo rápido y brusco que giró el cuello. El tipo que había invitado a Harry a bailar no tenía desperdicio: era un tremendo moreno de barba cerrada y brazos musculosos, los cuales mostraba muy orgulloso gracias a una camiseta sin mangas. Estaba de pie frente a un nervioso Potter, apenas a un palmo de su cara, acompañando su petición con una enorme sonrisa. Y antes de que Harry pudiera responder nada, el tipo había levantado una mano hasta la altura de su entrepierna y con un par de dedos, le aferró una presilla del pantalón. Un “¡Óyeme, imbécil!” murió en los labios de Draco y casi tuvo que darse un manazo para evitar que su diestra sacara la varita del bolsillo y hechizara a aquel cabrón.

Harry parecía a punto de desmayarse y Draco se mordió los labios. No, Harry, todavía no… y menos con alguien así, le imploraba en silencio. Si tan sólo el tío no hubiera estado tan… tan macizo

–No, no… -se negó Harry y Draco renació. –…Mira, yo vengo con él –explicó mientras señalaba a Draco.

El otro moreno le dirigió a Draco una mirada cargada de desdén y luego se alejó por donde había llegado, a todas luces bastante desencantado. En cambio Draco sintió el aire regresar a sus pulmones y no pudo evitar un suspiro de alivio. Se acercó más a Harry y tomándolo de la cintura, lo jaló hacia él para susurrarle al oído:

-No seas tonto, Potter. Te agradezco la fidelidad pero hemos venido aquí para que te diviertas y eso quiere decir que puedes bailar y… con quien tú quieras.

Había estado a punto de agregar el verbo “follar” junto con el de bailar, pero por alguna razón se arrepintió de último momento. Harry alejó su oreja de él y lo miró directamente a los ojos con gesto decidido.

–¡Qué bien, porque el único con el que quiero bailar eres tú! –Draco lo miró boquiabierto y Harry prosiguió con un poco más de timidez: -Quiero decir, ya sabes que yo no bailo muy bien y… yo… quiero estar junto a ti… Porque…

Se quedó con la boca abierta como si no encontrara palabras para expresarse. Pero sus jodidos ojos traslucían su verdadero sentir –como siempre- y con tan sólo verlos, Draco podía adivinar lo que Harry estaba intentando decir. Quiero estar junto a ti porque… La expectativa de escucharlo confesar lo que sentía por él golpeó a Draco de tal manera que mandó todas sus resoluciones hasta el culo del mundo. Tragó saliva sabiendo que no debía permitirle hablar, pero al mismo tiempo anhelando escuchar.

-¿Porque…? –lo invitó a que prosiguiera.

-¡Aquí están! –exclamó la nunca-más-inoportuna voz de Cliff justo a su lado y provocando que Draco tocara Tierra de nuevo. -¡Ya era hora que llegaran! Justo me he perdido la oportunidad de irme al cuarto oscuro con un tío estupendo por estarlos esperando.

-¿Al cuarto oscuro? –preguntó Harry.

-Sí, mi vida –respondió Cliff distraídamente mientras buscaba a su “tío estupendo” entre la gente y señalaba con una mano hacia una lejana y pequeña puerta. -Es aquel saloncito de allá atrás, donde vas cuando tienes la imperiosa e impostergable necesidad de follar o ser follado –concluyó tan tranquilo como si hablara de ir a pedir un trago.

Harry parecía no estar muy seguro de creerse eso.

-¿Es en serio? -cuestionó mirando hacia la puerta, donde efectivamente todos los que entraban lo hacían en pareja o hasta en trío y con muy claras evidencias de estarles urgiendo un desahogo inmediato. Harry puso cara de espanto. -¡¿Y lo haces delante de todos?!

Cliff miró hacia Harry con los ojos chisporroteando diversión.

–¡Por supuesto, cariño! Es parte de la emoción. ¿Qué Draco nunca te ha hablado de eso? Casi todos los clubes tienen un cuarto oscuro y créeme cuando te digo que tu rubio Malfoy es uno de sus clientes más asiduos.

Draco jamás creyó que lo avergonzaría el hecho de ser el mayor frecuentador de cuartos oscuros en los antros gays del Reino Unido… pero ahí estaba. Tuvo deseos de que la tierra se lo tragara cuando sintió la dolorida mirada de Harry posarse sobre él.

-Ya veo –escuchó que Harry mascullaba con voz extrañamente apagada.

Curiosamente Cliff también pareció darse cuenta del abrupto bajón en el ánimo de Harry y del motivo de éste, porque añadió rápidamente:

-Harry querido, es toda una suerte que tú y yo seamos sus amigos porque eso nos ha librado de caer en las perversas garras del Casanova Malfoy.

-En sus anillos de serpiente, querrás decir –comentó Harry en voz baja e intentando sonreír. Cliff se rió con ganas, pues el asunto de que Harry siempre comparara a Draco con una serpiente le parecía un buen chiste. Solía decir que desde su punto de vista, Draco parecía más bien una solitaria ave rapaz.

Draco creyó que el momento era ideal para que Harry de una vez comprendiera el porqué de su negativa a acostarse con él, ya que parecía no poder entenderlo por él mismo.

-La amistad y el sexo no combinan en el mismo cóctel, ¿no te habías enterado ya, Potter? Mira tú como perdiste la amistad de Creevey, quien era tu más grande admirador y todo por haberlo convertido en tu amante.

-Pero –objetó Harry frunciendo el ceño, -eso no es del todo cierto. Él y yo seguimos siendo amigos a pesar de…

-Unos ex amantes jamás podrán ser amigos –lo cortó Draco ferozmente. –No te engañes, Potter. Si hubieras conservado sólo su amistad y en vez de follártelo a él te hubieras buscado a cualquier otro, Creevey aún seguiría lamiéndote el culo como en el colegio.

Harry lo miró dolido durante un momento, pero se recompuso e insistió:

-Pues yo siempre he pensado que una amistad puede ser un magnífico pie para un…

-¿Un romance épico? –lo interrumpió Draco, burlándose y provocando que Harry se sonrojara y Cliff lo mirara con desaprobación. Sabía que estaba siendo cruel, pero no le importó. -¿Un noviazgo aburrido, largo e infructífero como el que tuvieron ustedes? ¿Y qué es lo que te quedó ahora? Absolutamente nada, Potter. Ni es tu amante, ni es tu amigo. Mejor haz como yo, vete al cuarto oscuro y folla con alguien completamente extraño, y si vale la pena repite un par de veces más y se acabó.

-El cuarto oscuro es un magnífico lugar para terminar una noche de marcha, Harry -interpuso Cliff a toda prisa intentando subsanar las duras palabras de Draco. –Y cuando digo “terminar”, me refiero justamente al doble significado de la palabra –concluyó cerrándole un ojo.

-No, no creo que yo… -empezó a decir Harry mientras negaba vigorosamente con la cabeza, pero su voz se vio opacada por la repentina y ruidosa presentación del DJ. Hubo muchos aplausos y aclamaciones mientras que Draco se bebía su cerveza a toda prisa. La música no tardaría en empezar y él quería… necesitaba ser el primero en bailar con Harry. No importaba lo que sucediera después, pero por lo menos deseaba llevarse la maldita y poca satisfacción de haber sido el primero en bailar con Harry Potter en un club gay.

Depositó el vaso vacío en la barra y tomó a su amigo de la mano. Harry lo miró con un gesto que era mezcla de sorpresa y terror al mismo tiempo y Draco le sonrió de oreja a oreja con el afán de infundirle ánimos.

–Ven, te prometo que dolerá menos que un Cruciatus. Además estás tan sexy que nadie notará que bailas peor que un troll con poliomielitis. –Harry resopló y le correspondió la sonrisa. -Este DJ es famoso por poner remixes de canciones viejas, así que te sentirás como en casa.

-¿Me estás diciendo viejo? –exclamó Harry riéndose y sin sonar en realidad muy ofendido.

Se dejó llevar de la mano de Draco mientras que Cliff les gritaba cosas bastante subidas de tono y que provocó que Harry se ruborizara hasta el grado de que parecía camuflarse con las luces rojas del club. Draco no podía dejar de mirarlo. Estaba tan adorable con sus mejillas así de encendidas y sus labios tan brillantes, que era imposible no desear besarlo hasta el cansancio. Tragó saliva mientras se obligaba a mirar a otro lado.

Se detuvo en medio de la pista de baile y volteó para colocarse frente a frente con Harry. El tun-tun de la canción de Ralph Falcon que se había estado escuchando hasta ese momento cesó, y entonces el DJ dio paso a una nueva melodía; una que provocó que más de la mitad de los presentes mostraran su aprobación con un enorme grito. Acordes de música electrónica, más humo y luces relampagueantes, y antes de que se diera cuenta porqué lo hacía, Draco había tomado a Harry de la cintura y jalándolo, lo acercó más.

Mucho más.

Turnaround, every now and then I get a little bit lonely and you're never coming around.

-Vaya –dijo Harry contra el oído de Draco en voz suficientemente alta como para hacerse oír. -¿Ésa es la versión de Nicki French, cierto?

-La misma que viste, calza e intenta bailar con gays, Potter –respondió Draco pegando su boca contra la oreja de Harry. Un violento escalofrío sacudió su cuerpo cuando notó que las manos de su amigo también lo tomaban de la cintura. Era fabuloso que tanto ruido les permitiera una excusa patética e inocente para estar tan insoportablemente cerca. Cerró los ojos intentando dejarse llevar por la música y no por sus instintos. -¿Por qué lo preguntas?

Harry meneó la cabeza en un gesto negativo.

–Porque me gusta muchísimo más la versión original. Ya sabes, la de Bonnie Tyler.

Draco soltó un resoplido de burla.

-¿Y luego me preguntas porqué te digo que eres un anciano atrapado en el cuerpo de un joven?

Y por cierto, qué cuerpo, pensó Draco permitiendo que su subconsciente lo traicionara y dejando caer las manos hasta las caderas de Harry, quien pareció no darse cuenta del movimiento. Draco tuvo que morderse las ganas de tomar su trasero y empujarlo contra su propio cuerpo.

And if you'll only hold me tight, we'll be holding on forever.

-Pues seré todo lo anticuado que quieras –continuó Harry sin comprender que en ese momento la mente de Draco estaba muy, pero muy lejos de la conversación, -pero la verdad es que Bonnie la cantaba con una voz espectacular. Y Nicki… bueno, su versión será todo lo electrónica y bailable que quieras, pero no le llega a Bonnie ni a los talones.

No era que a Draco le importara una mierda discutir sobre quien interpretaba mejor esa vieja canción, pero era necesario decir algo coherente antes de que su amigo se diera cuenta que sólo usaba la charla como pretexto para poder pegar su mejilla contra la suya.

–Entonces… supongo que también te encantará la versión en francés que hizo Bonnie, ¿no?

Harry asintió aunque no muy convencido.

–Si tan sólo el video no fuera tan descaradamente lésbico…

Draco estalló en una sonora carcajada mientras se dejaba perder en el placer embriagador que la cercanía de Harry le proporcionaba. Las vibraciones de la canción retumbaban en su corazón y, extasiado, permitió que los que estaban a su alrededor lo empujaran una y otra vez contra Harry, quien no parecía nada disgustado de que Draco se oprimiera contra él.

Draco lo soltó de las caderas y con ambas manos le acunó las mejillas, ocasionando que Harry lo mirara con enorme sorpresa. Vio a su moreno amigo entreabrir los labios cuando acercó su rostro hacia el suyo, y con una punzada en el estómago, Draco se dio cuenta de que Harry estaba esperando ser besado.

I really need you tonight.
Forever's gonna start tonight…
Forever's gonna start tonight.


Draco clavó los ojos en la boca de Harry, inclinándose cada vez más hacia él. A punto de ceder, al borde del agotamiento emocional… Sólo un poco, sólo…

Vio la punta de la lengua de Harry humedecer su labio inferior y eso provocó que Draco se relamiera con anticipación. Ya conocía su sabor y deseaba con el alma probarlo de nuevo. Pero…

Once upon a time there was light in my life… But now there's only love in the dark.

Apoyándose de las últimas migajas de sentido común que aún habitaban en su mente, Draco dirigió su boca hacia la oreja de Harry en vez de hacia sus labios.

–Tranquilo, tigre –dijo en un tono que intentó sonara jocoso y no reflejara su propia decepción. –Esta noche no te voy a besar porque sino los demás creerán que eres mi polvo de hoy, y ése no es el caso.

-¿Ah, no? –masculló Harry tan débilmente que Draco tuvo que armarse de valor para continuar hablando.

-No. Ya es hora de que dejes de estar tan ciego y te des cuenta lo atractivo que eres, Potter. Nada de complejos ni sentimientos de inferioridad, porque aunque no hayas logrado ser un Auror o un famoso jugador de Quidditch, yo… yo te juro que vales tu peso en oro. Y quizá no lo notas, pero todo el mundo aquí se muere por irse a follar contigo.

Turnaround, every now and then I know you'll never be the boy you always you wanted to be.

Harry se separó bruscamente de Draco y con el ceño fruncido en un claro gesto de molestia, le replicó:

-¿De qué diablos estás hablando, Draco? A mí no me interesa si los demás me encuentran atractivo o no. A mí sólo me importa lo que piensas… tú. Y la gente que quiero.

Turnaround, every now and then I know you'll always be the only boy who wanted me the way that I am.

Draco suspiró profundo.

–Lo sé, estúpido. –Se acercó de nuevo a él y le pellizcó la nariz cariñosamente. –¿Pero no has comprendido qué ese no es el punto? No te debe importar absolutamente nada de lo que la gente diga o piense de ti. Debes hacer lo que todo gay debe hacer: ser un individuo egoísta sin remordimientos. ¿Entiendes, Potter?

Turnaround, every now and then I know there's no one in the universe as magical and wonderous as you.

Harry lo miró con una tristeza infinita en los ojos.

–Pero… -masculló, claramente decepcionado por las palabras de Draco, -entiendo lo que quieres decir, pero… no es necesario que me tenga que ligar a otro, ¿o sí?

Turnaround bright eyes, every now and then I fall apart.

-¡SÍ, porque eso es justamente lo que necesitas, coño! –le gritó Draco sintiéndose cada vez más frustrado y confundido por las señales que Harry le estaba enviando y que lo estaban tentando a mandar su resolución al diablo. Se alejó de él mientras lo empujaba bruscamente. -¡Si no quieres eso, entonces, ¿QUÉ?!

And I need you now tonight. And I need you more than ever.

Harry abrió la boca para responder pero Draco, temiendo lo peor, lo interrumpió antes de que fuera tarde.

-¿Ves a todos los tíos que están aquí? –Harry miró alrededor, más asustado que intrigado y casi de inmediato regresó sus ojos hacia él. –¿Los ves? ¡Pues yo he tenido sexo con casi todos y cada uno de ellos! –Un rictus de amarga sorpresa cruzó la cara de Harry y sin embargo Draco no se detuvo. -¡Soy un maldito puto, un cabrón chupapollas, un jodido maricón! ¿Y sabes qué es lo mejor? ¡Qué tú también podrías ser eso, podrías ser mucho mejor que yo! ¡Podrías follar con quien quisieras en este bar y en el mundo entero! Tan sólo… tienes que creerlo.

-¿Follar con el mundo entero? –le preguntó Harry también gritando. -¡PERO ESO NO ES LO QUE QUIERO! ¡Sólo hay una persona a quien deseo, pero supongo que es demasiado buena para mí! ¿No, Malfoy?

Eso no podía ser cierto, no era posible que Harry le estuviera diciendo aquello. ¿Pero es que su atrofiado cerebro de Gryffindor no entendía que entre amigos no podía haber sexo?

-No es por eso y lo sabes bien, Potter.

And we'll only be making it right cause we'll never be wrong together.

Draco dejó de bailar al igual que Harry. Se quedó de pie frente a él, ambos entre una colorida multitud de cuerpos sudorosos y frenéticos. Envueltos en la música y percibiendo la adrenalina y la euforia de los demás, pero enterrados en su propio agujero. En el mismo agujero de miedos, inseguridades y baja autoestima del que Draco quería sacar a Harry sin importar si él se quedaba dentro.

Porque lo quería… Maldición, lo quería. Lo quería tanto que necesitaba verlo feliz. A costa de lo que fuera, aún a costa de sus propios deseos.

We can take it to the end of the line. Your love is like a shadow on me all of the time.

Asqueado de él mismo más que nunca antes, Draco le dio la espalda a Harry y no tardó en encontrar lo que estaba buscando. Un chico más joven que bailaba a su lado, desnudo de la cintura hacia arriba y con las ganas de ser follado casi escritas en la cara. Draco lo tomó de las caderas y lo giró hacia él. El chico le obsequió una enorme sonrisa y comenzó a menearse tan pegado a su cuerpo que Draco se sintió asfixiado.

I don't know what to do and I'm always in the dark. We're living in a powder keg and giving off sparks.

Le costó la vida mirar de reojo hacia atrás. Apenas perceptiblemente, intentando no ser descubierto. Harry todavía continuaba ahí, quieto y con la mirada más indescifrable que Draco jamás le hubiese conocido. Era… ¿era tristeza? ¿Odio? Una dolorosa punzada le atenazó el pecho y reaccionó tomando al chico por el culo y rozando su entrepierna contra la de él.

-Si me vas a odiar, Harry… ¡que sea por algo que valga la pena! –susurró casi para él mismo.

-¿Dijiste algo, rubito? –le gritó el otro chico en respuesta.

Draco lo miró y tardó algunos segundos en enfocar sus pensamientos. Estaba hecho un mar de dudas, pero lo único que podía tener en claro en ese justo instante era que su alma estaba dolorosamente vacía. Al igual que su vida.

–Te decía que si echamos un polvo... verás que valgo la pena.

Once upon a time I was falling in love… But now I'm only falling apart.

-¡Ya lo sé! –gritó el chico más que entusiasmado. Tomó la mano de Draco y comenzó a bailar de un modo casi obsceno. –¡He oído hablar de ti y no sabes cuánto!

Draco arqueó una ceja sin decir nada. ¿Por qué de repente toda la jodida reputación que tanto trabajo le había costado edificar ya no significaba nada? ¿Cómo era posible que en ese momento lo único que deseaba con el alma era regresar y bailar con Harry y no follarse a medio club?

Dolorosamente se preguntó qué habría hecho Harry al quedarse solo en la pista. Tan malditamente guapo y disponible, vulnerable a caer en las garras de cualquiera… Se aterrorizó pero no quiso mirar atrás para cerciorarse, no soportaría ver resentimiento en los ojos de Harry mientras bailaba con alguien más. Lo merecía, lo sabía. No tenía idea cómo iba a soportar verlo a la cara al día siguiente.

There's nothing I can do… A total eclipse of the heart.

-¿Ahora sí estás libre, ojos verdes?

Harry ni siquiera volteó a mirar a su interlocutor.

-¿Libre? –respondió mecánicamente. –Supongo que sí.

Lentamente giró la cabeza para descubrir al chico de los brazos musculosos que un rato antes lo había invitado a bailar. A diferencia de Harry que estaba más inmóvil que una gárgola, el chico movía el cuerpo cadenciosamente siguiendo el ritmo de la canción y con los ojos ávidos de deseo fijos en él. Harry apretó las mandíbulas, furioso y maldiciendo al tío por no ser Draco, maldiciendo a Draco por no ser él quien estuviera ahí a su lado, maldiciéndose él mismo por ser tan débil y haber creído otra vez que Draco deseaba tener algo con él.

El chico abrió la boca sin dejar de sonreír, pero aún antes de tener oportunidad de formular la pregunta, Harry decidió que era suficiente de estar haciéndose el tonto en espera de las migajas de Draco. Y por lo tanto, concluyó que era hora de seguir sus consejos. Pasó una mano por la espalda del otro chico atrayéndolo hacia él.

-¿Cómo te llamas? –le preguntó.

-Puedes llamarme Willy, ¿y tú?

Harry no le respondió. Trató de sacar fuerza de su resentimiento y desengaño y se obligó a no mirar hacia la dirección donde estaba Malfoy mientras intentaba moverse al mismo compás que seguía el otro. Willy parecía no poder creer en su buena suerte y miraba a su alrededor como si les dijera a los demás “¡Miren con quién estoy bailando!”. Harry entrecerró los ojos y le preguntó:

-¿Te estás burlando de mí?

Willy lo miró atónito y con un gesto de preocupación en la cara.

-¿Por qué lo dices, ojos verdes? Quiero decir, mi verdadero nombre es Wilbur, pero por razones obvias no me gusta en lo más mínimo y prefiero que me digan Wil…

Harry lo interrumpió con un movimiento de cabeza.

–No, no… no me refiero a tu nombre, sino a que si es en serio cuando… -Harry se mordió la lengua. ¿Cómo diablos le iba a preguntar “realmente soy tan guapo como estás insinuando que soy”? En vez de eso, Harry echó un vistazo alrededor.

Era cierto. De verdad había no uno ni dos chicos mirándolo, sino varios. A él. A Harry. Y al tal Willy lo miraban con recelo, deseando que se enfermara del estómago y tuviera que irse muy pronto y muy lejos. Entonces, ¿Draco y Cliff tenían razón y Harry no era feo?

Aún contra su voluntad, giró un poco la cabeza para buscar a Draco. Lo encontró y el corazón le dio un vuelco: también lo estaba mirando y si cabía, aún con más anhelo en los ojos que cualquier otro. Además y para infinita alegría de Harry, Draco estaba ignorando olímpicamente al chico con el que bailaba y la desagradable mirada que le dirigía a Willy decía claramente que de haber podido, ahí mismo lo hubiera hechizado. Y entonces Harry sintió algo que no sentía desde mucho tiempo atrás, tal vez desde que en su sexto grado todas las chicas de Hogwarts se peleaban por salir con él: se sintió deseado.

Willy lo sacó de sus cavilaciones cuando se acercó más.

–Entonces… ¿Malfoy y tú sólo son amigos? –Ante la mención del nombre de Draco, Harry lo miró rápidamente a los ojos. -¿Eres nuevo en el barrio? Nunca te había visto por aquí.

Harry deseó regresar al tema de Draco.

-¿Tú conoces a Malfoy?

Willy soltó un resoplido de burla.

-¿Que si lo conozco? Dios, guapo, más bien lo que conozco es a su polla metida en mi culo, porque aparte de eso no recuerdo nada más… Es fenomenal, pero también es un coñazo. Te apuesto a que él no recuerda ni cómo me llamo. ¿Tú y él no…?

-No. –La respuesta había sido más amarga de lo que Harry hubiese querido, pero no había podido evitarlo. –Sólo somos amigos.

-¿Amigos, eh? –se mofó Willy. –Pensé que no tenía más amigos aparte del flaco que siempre viene con él. ¿Cómo lo soportas? Es un narcisista de mierda que no quiere a nadie más que a él mismo… Egoísta y…

-¡Suficiente! –lo calló Harry dejando de bailar de nuevo. –¡Sea como sea, es mi amigo y no quiero escucharte hablar así de él!

Willy lo miró con la boca abierta, aparentemente preocupado por haberlo hecho enfadar.

–¡No te molestes, lindo! No tengo nada contra él. Todo lo contrario, hay que reconocer que esto es un punto a su favor.

-¿A qué te refieres?

Willy se rió como si creyera que Harry le tomaba el pelo.

–Tú sabes cómo es, ¿no? Siempre llevándose a la cama a cuanto gay guapo se cruza en su camino. –Miró a Harry de arriba abajo. –Y tú estás… ¡Dios! Conociéndolo, le debe costar hasta la muerte no follarse a un biscocho como tú. En serio debe quererte mucho para poder soportar la tentación.

Y entonces fue cuando Harry lo entendió.

Todas las piezas encajaron en su sitio tan rápidamente que se sintió mareado. Era eso, justamente eso. No era que Draco no lo deseara o lo encontrara atractivo, sino que lo quería demasiado como para darle el mismo trato que le daba a los demás. Era que valoraba tanto su amistad que temía perderla si Harry y él terminaban mal.

Sintiéndose más feliz que el día que descubrió que era mago, Harry jaló a Willy para besarlo mientras en su mente las palabras pronunciadas por él se repetían una y otra vez.

Si tanto me quiere, veamos por cuanto tiempo resiste esto, pensó mientras dejaba que Willy le tomara el trasero.

Jamás había sentido su voluntad tan débil como esa noche. Por más que intentaba no mirar en dirección de Harry, simplemente no podía evitarlo. Había sentido terror cuando vio que el chico de brazos musculosos lo abordada otra vez y no había podido dejar de observar la actitud de Harry cuando aceptó bailar con él y comenzaron a charlar.

Y ahora… Draco no se dio cuenta en qué momento Harry se había inclinado a besarlo, pero ahí estaba. Lo estaba besando y el otro imbécil parecía estarse derritiendo en sus brazos. Y en menos de un segundo, Popeye ya tenía sus manos sobre el trasero de Potter quien no pareció quejarse demasiado.

Draco se estremeció de rabia pura y roja. Un escalofrío se extendió a todo su cuerpo y luego se repitió. Bajó y subió por cada centímetro de su piel, erizando todo su cuero cabelludo y cada maldito vello. Tuvo que apretar ambos puños a sus costados. Y lo tuvo que hacer porque la otra alternativa era coger su varita y matar a ese desgraciado.

El chico a su lado siguió bailando pero Draco no se movió más. El resto de los bailarines desapareció de su campo visual y como si estuviera en una jodida película corrida a cámara lenta, Draco apreció con toda magnitud la manera en que el señor Brazos Musculosos estaba magreándose con su Harry en aquel club.

De improviso y espantando a Draco, Cliff apareció a su lado y soltó un enorme grito que en nada rivalizaba a alguien que hubiese visto a su cantante de rock favorito.

-¡AHHH, SÍ! ¡Mira, Draco! ¡Todo está saliendo justo como lo planeamos! –empezó a dar saltitos mientras señalaba con una mano hacia donde Harry estaba besuqueándose. -¡Mira a nuestro Harry! –masculló con voz ahogada como si estuviera a punto de llorar. -¿No es increíble lo rápido que crecen los niños?

-Es-ese estúpido… -tartamudeó Draco ciego de furia, dejando al otro chico plantado y volteándose hacia Cliff. –Lo conozco y es… es-es… ¡es un imbécil de polla insignificante! Además, ¿no se supone que Potter sólo iba a bailar con un par de chicos… y nada más?

-¿Y nada más? –preguntó incrédulamente Cliff. –Pero, cariño… ¿no se supone que eso es lo que está haciendo?

Draco hizo muecas y regresó su atención a Harry y al bastardo-estúpido-descamisado con quien estaba. Si “eso” que estaban haciendo era baile, entonces Draco podía considerarse virgen y casto.

Era verdad que se estaban moviendo al ritmo de la música. Era verdad que estaban uno de pie frente al otro y rodeados de gente que no les prestaba la más mínima atención. Pero no podía ser verdad que eso fuera sólo un baile común, corriente y amistoso. A la mierda.

Don Bracitos Macizos tenía aprisionado a Harry contra la barra de metal que servía para delimitar la pista de baile y, siguiendo el pulso de la canción, se restregaba contra él provocando que sus entrepiernas estuvieran en contacto casi constante. Arriba, abajo, arriba de nuevo… Irreflexivamente, Draco deseó que el club se quedara sin electricidad y a falta de música el estúpido tuviera que detener aquello. Miró a todos lados buscando algo que pareciera ser la central eléctrica, y bastante decidido a arrojarle un “discreto” Bombarda en cuanto la descubriera.

No encontró nada parecido y volvió sus ojos a la escena que se le antojaba la peor de su vida. Porque lo más terrible de aquello era la manera en que Harry parecía estar disfrutándolo… Estaba reciprocando el meneo del otro, permitiendo que la boca del musculoso devorara la suya y también apretando las manos en su trasero.

-Ahh –gimió Draco, llevándose ambas manos hacia la cabeza y jalándose el cabello. –¿Qué he hecho, Cliff? ¡He creado un monstruo del degenere!

A su lado, Cliff resopló.

–Pero eres idiota, Draco. ¿No trajimos a Harry precisamente a eso? ¿A que descubriera lo guapo que es y lo fácil que es tener sexo sin necesidad de amarrarse a un novio?

Draco no respondió. Sí, sí, todo eso era cierto, pero… Draco no quería. No podía verlo, no podía permitirlo. Harry no era cualquiera. Harry era su mejor amigo. Harry era suyo.

-¡Harry es mío! –gritó sin poderse contener más, -¡Y NO QUIERO QUE NADIE LO TOQUE!

Cliff se rió todavía más alto aunque en sus ojos se notaba ya cierta preocupación por la salud mental de Draco.

-¿Qué dijiste, Draco? Estoy seguro que escuché mal, porque te oí decir que Harry era…

Draco se giró y se acercó a Cliff lo más que pudo, ocasionando que su amigo abriera mucho los ojos, claramente asustado por su reacción.

–Harry-Es-Mío, Collier. ¿Te quedó claro? MÍO.

-¿Y desde cuándo? –preguntó Cliff intentando comprender qué era lo que le estaba pasando.

Draco miró largamente a Cliff, pensando que nunca en su puta vida hubiera creído poder tenerle tanto cariño a un muggle estúpido y metido como él, y al mismo tiempo recordando la lejana tarde en el Callejón Diagon y que, según supo después, era el cumpleaños número once de Harry Potter. Recordó aquel chico bajito, desaliñado y que tenía los ojos más bellos que Draco hubiera visto jamás. Tan verdes y llenos de miedo y calidez, tan diferentes a las miradas grises y frías a las que Draco estaba acostumbrado. También recordó como lo habían mirado con enojo cuando a Draco se le ocurrió decir que Hagrid era sólo un sirviente de Hogwarts, ocasionando que Potter se llevara una terrible primera impresión… ¿Pues cómo demonios iba él a saber que el semigigante era su amigo?

Acostumbrado a cumplir sus caprichos, a partir de ése día había deseado que esos ojos lo miraran siempre. Sino con cariño, al menos con odio. Por eso se había pasado media vida molestando al imbécil de Potter sin darse cuenta que le aterraba la idea de su indiferencia.

Y ahora que lo pensaba, jamás había conocido nadie con una mirada que le removiera cada fibra de su ser como la que tenía el niñato huérfano con quien conversó en la tienda de túnicas de Madame Malkin. Desde ese día, la mirada de Harry era suya. Sólo suya.

-Desde siempre, Cliff –le respondió dándole la espalda y volteándose de nuevo hacia la pista de baile, dispuesto a reclamar su propiedad al precio que fuera. –Harry es mío desde siempre.

El repentino agarre de Cliff impidió que Draco se lanzara hacia Harry cuando no pudo soportar más la manera en que el otro imbécil le estaba manoseando el trasero. Sin voltear a mirar a su amigo y con los ojos fijos en Harry y su compañero, Draco trató inútilmente de sacudirse la mano de Cliff del brazo.

-¡Draco, no! –le gritó Cliff. -¿Qué diablos estás pensando hacer? ¡Le arruinarás la noche! ¿No ves que el tío está a punto de llevárselo a follar?

Draco volteó a verlo sin poder creer que eso era justamente lo que él quería impedir.

-¡Por eso mismo, estúpido! ¡SUÉLTAME!

Cliff soltó una risita nerviosa.

-¡Draco, por Dios! Entiendo que sea tu mejor amigo y quieras protegerlo, pero... Pero… ¡¿Por qué estás tan celoso?!

-¡PORQUE LO QUIERO!

-¡Yo sé que lo quieres, gilipollas! Lo veo cada maldito día, pero por eso mismo planeaste todo esto, para que Harry pudie…

-¡No, no! –bramó Draco sin conseguir que Cliff lo soltara. -¡No me refiero a eso! ¡Quiero decir que lo…! Lo… quiero. Para mí.

Enmudeció. Eso era demasiado, no era posible que él; Draco Malfoy, pudiera estar diciendo eso. La impresión de su propia confesión lo paralizó. Dejó de luchar contra Cliff, sintiendo el peso del mundo completo caer sobre él. Draco Malfoy quería a alguien. Y no a cualquier alguien. A Harry Potter, su mejor amigo.

-Draco… -la voz de Cliff le llegó lejana, como si de pronto Draco se hubiera encogido de tamaño y Cliff fuera un gigante a muchos, muchos metros por encima suyo. –Draco… -repitió su amigo. –No me digas que estás enamorado de él.

Draco miró a Cliff, deseando negarse pero sin estar completamente seguro. No podía estar enamorado, ¿verdad? Una cosa era que Harry le gustara mucho, y otra muy diferente era…

-¡Dios mío! –Cliff sonrió ampliamente, entusiasmándose de repente. -¡Oh, qué bello! ¡No lo puedo creer! Tú, el frío Malfoy, el jamás-me-intereso-por-nadie… ¡enamorado de tu mejor amigo! ¡Oh, Dios mío!

-¡Cállate, Cliff! ¿Te das cuenta que has dicho “Dios mío” como tres veces en menos de un minuto?

-¡Es que…! ¡Dios mío! -Draco rodó los ojos cuando notó que Cliff se enjugaba una lágrima. –Es que… ¡es taaan bonito!

Draco miró a Cliff sin poder ocultar un gesto de asco. ¿Bonito? Él más bien pensaba en otro tipo de adjetivos, como aquellos que se utilizan para describir terribles y devastadores desastres naturales.

Porque justo así era como se sentía, tremendamente vapuleado por la Madre Naturaleza. Azotado bajo el poderoso influjo de un huracán. Reducido a escombros como un anteriormente orgulloso y altivo edificio tras la furia de un potente temblor. Hundido y sofocado hasta las narices como valle cubierto por una inundación. Y ni hablar de todas sus defensas y negaciones chamuscadas por ese conocido volcán que Harry siempre hacía explotar en su interior.

-¡¿Y qué coño vas a hacer al respecto?!

¿Hacer al respecto? Draco sintió que sucumbía ante el pánico causado por la pregunta de Cliff. ¿Dónde diablos estaban las escaleras para salir en caso de incendio?

-¿Tengo que hacer algo? –preguntó trémulamente más para él mismo que para Cliff. -¿Quién dice que tengo que hacer algo?

Cliff lo miró lo más condescendiente que pudo hacerlo y eso, tratándose de Cliff, ya era mucho decir. Se encogió de hombros y señaló hacia donde estaba Harry y su acompañante.

–Sino te importa que el tío ése se lo lleve al cuarto oscuro y se lo folle hasta hartarse, para que Harry se dé cuenta de lo divertido que es tener sexo con extraños, entonces será mejor que no hagas nada.

Draco no respondió. Concentró su atención total en Harry, frunciendo el ceño y librando la guerra de Troya en el alma. Si iba tras Harry, si lo detenía, si lo besaba… ¿qué pasaría después? ¿Se conformaría Harry con una noche o querría más?

O peor aún, ¿sería Draco el que querría más de una noche al lado de Harry?

El pensamiento lo asustó mucho menos de lo que jamás hubiera creído posible, y mirando a Cliff una última vez, tomó su decisión.

Por más que cerraba firmemente los ojos y trataba de concentrarse en su objetivo, aún así no pudo evitar sobresaltarse cuando sintió la erección de Willy restregarse contra él. Y no porque el contacto le hubiera agradado, sino porque no pudo evitar recordar que apenas esa mañana Draco y él habían hecho algo similar.

Cansado de esa farsa, Harry levantó las manos hasta ponerlas en el pecho de Willy y lo empujó levemente para separar sus rostros. Lo primero que hizo fue buscar con la mirada a Draco, pero el rubio ya no estaba a la vista. Sin poder evitarlo, arrugó el entrecejo. ¿Así que todo su teatrito no había servido de nada?

Harry se pasó el dorso de la mano sobre la boca para limpiarse los restos de saliva mientras pensaba qué hacer. Debió haberse imaginado que intentar darle celos a Draco había sido una táctica bastante pueril para haber resultado. Tendría que emplear métodos más directos como ir a buscar a ese maldito rubio y hacerle el amor una y otra vez hasta que entendiera que no podía seguir negando que lo que había entre ellos era algo más que amistad.

Willy intentó abrazarlo de nuevo y Harry casi dio un brinco hacia atrás para evitarlo. El otro chico estaba jadeando y lo miró expectante, con los ojos brillantes y en espera de una clara invitación a algo más que sólo bailar.

–Creo que… -comenzó Harry, pero no supo cómo demonios quitárselo de encima sin herir su susceptibilidad. –Creo que yo no… en realidad, esto no es lo que quiero, Willy. Tú entiendes, ¿verdad?

-No hay problema, ojos verdes –le respondió Willy. –Si lo quieres hacer sin besos, no me importa en absoluto. -Se oprimió contra él antes de que Harry pudiera evitarlo, restregando con cadente descaro su miembro contra el muslo del moreno.

Harry jadeó de la sorpresa y lo volvió a empujar.

-¡No! Espera, Willy, no comprendes… es que yo…

-Vamos al cuarto oscuro, ojos verdes…

-Lo siento, Popeye –masculló duramente una voz conocida justo a su lado. Draco había aparecido de la nada y con enorme brusquedad, tomó a Willy del cuello y se lo quitó a Harry de encima. –Pero me parece que “ojos verdes” viene conmigo.

El pobre tipo emitió un quejido de dolor al tiempo que intentaba zafarse de Draco y se echaba hacia atrás, dejando a un más que sorprendido Harry con la boca abierta de incredulidad y completamente agitado. Draco arrojó a Willy contra el suelo y Harry no pudo dar crédito.

Tuvo que disimular la sonrisa que casi se dibuja en sus labios cuando Draco se olvidó de Willy y se giró hacia él. La pasión era evidente en sus ojos y Harry no pudo evitar un latigazo de placer al adivinar lo que ocurriría a continuación.

Draco sentía la sangre palpitarle furiosa por cada maldita vena. La visión de Harry ruborizado y con los labios hinchados por haber sido besado por otro que no fuera él lo estaba matando. Si Harry iba a sudar, a gemir y a suplicar por más, iba a ser con Draco y con nadie… con nadie más.

-Hola, ojos-verdes –le dijo sarcástico, acercándose a él. -¿Te estás divirtiendo?

Harry sonrió presuntuoso, cosa que enojó a Draco todavía más.

 

–Sí, gracias… eso era precisamente lo que intentaba hacer hasta que llegaste tú. Ya sabes, siguiendo tus consejos de follar con cuanto desconocido se me ponga enfrente y todo eso.

-No.

-¿No, qué? –cuestionó Harry frunciendo el ceño.

Algo había cambiado en la actitud de Harry. El moreno lo estaba viendo a los ojos con una expresión que Draco no podía definir, pero que lo estaba volviendo loco. Parecía tan determinado, tan seguro de él mismo, tan… Merlín, Harry, tus ojos… Tenía que ser pecado tener esos ojos y torturar almas indefensas como la de Draco con ellos sin cansancio. Tenía que ser.

-No vas a irte a follar con nadie más.

Harry soltó un bufido.

 

-¿Ah, no?

-No.

Se acercó más y acorraló a Harry contra la barrera de metal. Éste echó un vistazo hacia atrás, aparentemente en busca de su anterior pareja. Draco también miró en esa dirección, pero el Popeye ya había puesto pies en polvorosa. Tal vez su sentido común le había advertido oportunamente lo peligroso que era intentar quitarle la presa a una serpiente y Draco no pudo evitar sonreír ante el pensamiento. Su presa.

Harry era suyo. Harry era su presa y lo iba a tomar, lo iba a devorar. No le importaba lo que sucedería después. No le importaba, Merlín. ¿Cómo había llegado Draco a ese grado de insensatez?

Qué coño importaba.

Quería a Harry. Lo deseaba con el alma y no pensaba seguir negándoselo más.

Si alguna vez alguien le hubiera jurado que sabría en carne propia lo que se sentía estar bajo la hipnótica mirada gris de Draco cuando andaba en plan de caza y te veía como botín, no le hubiera creído jamás.

Harry había fantaseado tanto con ese momento, que ahora que lo estaba viviendo sencillamente creía que no podía ser verdad. Draco estaba cada vez mas cerca y tenía las pupilas tan dilatadas que el plateado casi se había desvanecido de sus ojos. Su boca entreabierta inhalando y exhalando con rapidez, su nariz levantada cual carnívoro olfateando el miedo que despertaba en su presa.

¿Miedo?

El pensamiento lo avergonzó y sacudió sus instintos desde lo más profundo de su ser. No era miedo lo que sentía y además estaba harto de que Draco creyera que era un cobarde. Tenía que demostrarle que ya no lo era más.

Se incorporó del barandal y esperó a Draco con la postura más desafiante y altanera que pudo lograr, logrando que el rubio se sorprendiera por el repentino cambio en la actitud del moreno.

 

-¿Qué diablos quieres, Malfoy? –le masculló lo más bruscamente que pudo. Y no estaba fingiendo. Realmente tenía ganas de cruciarlo de lo dolido que se encontraba con él.

-A ti.

La concisa y directa respuesta de Draco lo desarmó otra vez.

 

-¿A mí? –preguntó irreflexivamente antes de poderlo evitar.

-Sí. ¿No fui claro, Potter? Te quiero a ti. Y tú vienes conmigo y te olvidas de todos los imbéciles de este club, incluyendo a tu amiguito Bracitos-marcaditos.

Harry abrió la boca pero la indignación lo dejó mudo por algunos segundos. Era verdad que su objetivo había sido provocar a Draco para que recapacitara, pero su frescura y descaro lo habían dejado anonadado.

 

–Eres un… -empezó a decir, pero su mente no encontraba una palabra lo suficientemente ruin para clasificar a Malfoy. –Eres tan…

-¿Irresistible?

-¡Arrogante!

-Pero así te gusto…

-¿Estás demente? ¡Te detesto!

-Mentira.

-¡No miento, Malfoy! ¡Por mí puedes meterte en el culo de quien quieras y perderte ahí para siempre!

Diciendo eso último, lo empujó para quitárselo de encima, pero Draco apenas sí se retiró unos pocos centímetros. Soltó una risita que sólo consiguió crispar los nervios de Harry.

 

–Justamente eso es lo que estoy pretendiendo, Harry.

Merlín bendito, ¿por qué su nombre tenía que sonar tan voluptuoso en la voz de Draco? Eso no era justo.

-No –negó sacando fuerzas de su indignación, la cual, para su espanto, estaba diluyéndose a la velocidad de la luz. –No voy a permitir que me trates como tu pelele… ¡Ya estoy cansado de tu jueguito de “ven y vete” y otra vez a empezar de nuevo! ¡POR MÍ TE PUEDES IR A LA MIERDA!

Intentó rodear a Draco para salir de su asedio, pero su rubio amigo no parecía dispuesto a dejarlo escapar con tanta facilidad. Usando ambas manos, Draco lo tomó de los hombros y con fuerza, lo colocó justo frente a él.

 

–Ven aquí, Harry –masculló con voz enronquecida y Harry no pudo resistirlo.

Se miraron a los ojos, Harry tratando de encontrar la verdad en los de Draco. Y la expresión que vio en ellos, profunda y densa, lo trastornó. Su sangre pareció detener su marcha a través de las venas, ocasionando que el corazón le latiera tan duro que el pecho le punzó.

-Pero… -rebatió Harry sin mucha convicción, dejándose llevar por el impulso y permitiendo que Draco pegara su cuerpo contra el de él. La sensación fue avasallante y tuvo que cerrar los ojos un momento. –Pero –repitió intentando pensar y no sentir, -tú eres Malfoy… -Draco recargó su frente sobre la de él y su cálido aliento lo invadió. –Malfoy, el de las absurdas reglas… -Draco se acercó más y pegó su nariz con la suya, haciéndole perder irremediablemente la poca voluntad que le restaba. Poco faltó para que no le gritara suplicándole que ya lo besara. –El que nunca se acuesta con un amigo…

-¿Y eso me lo dice el quebranta-normas más famoso de Hogwarts? –se burló Draco en voz baja, y Harry se preguntó vagamente porque de pronto parecía como si todo el ruido de su alrededor hubiera desaparecido. –Después de todo, las reglas se hicieron para romperse. ¿O no, Harry?

A sólo instantes, por Nupmetal
A sólo instantes, por Nupmetal

Y por primera vez, Draco lo besó.

Sueño, fantasía o puta realidad, pero ahí estaba. Sucumbiendo otra vez, irremediablemente y como siempre, al encanto de Draco. Permitiéndose ser besado, peleando con su ambivalente consciencia, deseando, quemándose y congelándose al mismo tiempo.

Lo deseaba. Draco lo deseaba y lo quería. A él, a Harry.

Oh, Merlín. ¿Existe algo más dulce y perfecto que esto?

Estaba tan derrotado que Draco podría haberlo desnudado y follado ahí mismo delante de todos y a Harry no le hubiera importado. No pudo más, no tuvo el valor para resistirse. Se tragó el orgullo para darle cabida a la sensación de que sus sueños se volvían realidad, y justo cuando creía que jamás tendría nada de Draco.

Draco continuó besándolo, ahí, en ese club y en medio de la muchedumbre de chicos bailando desaforados, rodeados de luces rojas y naranjas y envueltos en la música mezclada, los redobles de tambor y la aterciopelada voz de Madonna.

Can we get together?

Together… gether…gether… gether…


La canción alcanzó su punto alto y pareció ser la señal para que Draco lo atrajera más hacia él, realizando atrevidos movimientos al ritmo pulsante del remix. Si los descarados magreos con Willy habían dejado frío a Harry un momento antes, con Draco bastó tan solo su acercamiento para ponerse tan duro como el metal que estaba presionado contra su espalda.

It's all an illusion.
There's too much confusion.


El beso de Draco era morirse y volver a la vida cada segundo, una y otra vez. No era sólo un beso… Draco estaba comiéndose los labios de Harry, atrapándolos entre los suyos y aspirando fuerte, para después liberarlos, lamerlos cadenciosamente como si los consolara por su reciente maltrato; y volver a empezar. Con sus dedos rodeando los brazos de Harry no le daba oportunidad de escapar ni un milímetro hacia atrás. Harry no pudo soportarlo más y gimió sin ningún pudor, refugiando su placer bajo la enorme capa de ruido que los cubría.

Down, down, down in your heart
Find, find, find the secret.


No se necesitaba ser adivino para averiguar que en el fondo justamente eso era lo que los dos estaban deseando. Harry no sabía si lo que lo estaba abrumando al grado de desear gritar era que Draco le estaba correspondiendo por fin y que lo deseara tanto como él, o que por fin iba a saber lo que era estremecerse en la locura de su abrazo.

Turn, turn, turn your head around.
Baby we can do it, we can do it aaall right.


Algo en el fondo de su consciencia le gritó que buscara su dignidad, que recordara que no era la primera vez que Draco se acercaba para luego dejarlo botado. Pero el llamado era tan débil que Harry no tuvo ningún reparo en darle una patada y concentrarse en la estremecedora exploración que en ese momento la lengua de Draco le estaba haciendo a su boca.

Do you believe in love at first sight?
It's an illusion, I don't care.


El fuego que había comenzado desde el día que empezó a conocer al verdadero Draco y que había mantenido sepultado a base de autoengaño y por el supuesto bien de la relación que ya llevaba con Colin, necesitaba mucho más que la ligera brisa del desdén para controlarse. Bastó ese beso furioso para que Harry fuera un incendio descontrolado por dentro.

Do you believe I can make you feel better?
Too much confusion, come on over here.


Y en ese momento no le importó perder y entregar todo. Pagaría el precio por más costoso que éste fuera. Sin rencores, sin promesas. Ni trabas ni compromisos. Nada. Mientras Draco sintiera lo mismo que él, mientras temblara de rabia al verlo con otros y se estremeciera de pasión contenida al besarlo, de verdad que mientras fuera así, nada más importaba.

Can we get together?
I really, I really wanna be with you.


No se dio cuenta que ambos estaban caminando hasta que se golpeó con una puerta cerrada. Abrió los ojos y con un golpe emocional que casi lo dejó sofocado, se percató que Draco lo había arrastrado hasta la puerta del cuarto oscuro.

Draco dejó de besarlo y lo miró jadeante. Anhelante y con algo en sus ojos que Harry podía jurar era miedo. Tal vez creyera que Harry se negaría a entrar ahí con él, y el moreno se enterneció ante eso. Había decidido que no le importaba si Draco había jodido con otro un minuto antes, o con diez durante la semana anterior, o con mil a lo largo de su vida.

No le importaba. Mientras en ese momento fuera con él con quien estuviera, el pasado promiscuo de Draco no era absolutamente nada.

Come on, check it out with me
I hope you, I hope you feel the same way too.

Too… too… too… too…


Harry lo tomó con ambas manos de las mejillas y lo besó con furia, casi tanta como la que Draco le había demostrado un segundo antes. Draco gimió tan alto que Harry y todos los que estaban alrededor pudieron escucharlo. Alguien junto a ellos se rió y les abrió la puerta.

-Para que no pierdan más su tiempo ni tengan que quitar las manos de otros puntos de mayor interés.

Harry y Draco se giraron igual de rápido al escuchar la burlona voz de Cliff a su lado; él era quién les había abierto la puerta del cuarto oscuro. Harry se extrañó ante su gesto cómplice y sonrisa pícara. ¿Qué acaso Cliff no le había dicho que Draco jamás iría a follar con un amigo?

I searched, I searched, I searched my whole life to find, find, find the secret...
But all I did was open up my eyes.


Ante su titubeo, Cliff los empujó. -¡Vamos, parejita! Háganle un favor a la humanidad y libérenla de la empalagosa vista de su besuqueo…

Riéndose, les cerró la puerta una vez que ambos entraron. Y de inmediato Harry supo porqué le llamaban cuarto oscuro. Sólo unas pocas bombillas azules de neón escondidas en puntos estratégicos brindando una luminosidad casi nula.

Harry se cohibió un poco al darse cuenta que Cliff había estado hablando en serio. Había chicos por montones y no estaban ahí reunidos precisamente para mirar partidos de fútbol por la televisión. Completamente azorado, paseó sus ojos por el lugar, maravillado de que pudieran estar tan sumergidos en… bueno, en lo que cada quien hacía sin importar la multitud de su derredor.

Aunque en realidad nadie le hacía mucho caso a nadie y todos parecían muy entregados a su propia actividad. Entregados. Harry sonrió ante la palabra.

Draco no le dio tiempo ni oportunidad de pensar más. Lo azotó contra el pedazo de muro más cercano y se oprimió contra él. Fuerte. Y Harry se permitió ser asaltado de aquella manera. En su relación con Colin él había estado acostumbrado a tener el control, pero la manera en que Draco lo dominaba le gustaba. Era como estar viviendo su más grande fantasía sexual.

Baby we can do it
we can do it all right.

Right… right… right…


Y como todos los demás, también el se entregó. Se rindió. Puso en manos del rubio su total y plena confianza, se olvidó de sentir vergüenza, se permitió gemir con toda libertad. ¿Y por qué no confiar? Draco era su mejor amigo, no había manera de concebir que quisiera hacerle algún daño. Y él era… para Harry. Draco era tanto, lo era todo. Desde hacía tanto. Desde que Harry había descubierto al verdadero y atormentado ser que habitaba bajo la capa plateada de arrogancia.

Todo pensamiento coherente se desvaneció cuando Draco se restregó contra él tan duro que si la pared no hubiera sido firme, Harry se hubiese hundido hasta el fondo. La erección de su amigo se rozó contra su vientre, y a pesar de la gruesa tela de su pantalón vaquero, Harry pudo percibirla perfectamente.

 

–Ah Draco… ¡joder!

Draco le tomó las manos y levantándoselas por encima de la cabeza, las sostuvo contra el muro. Y de inmediato, se restregó de nuevo haciendo que Harry se golpeara la nuca cuando arrojó la cabeza hacia atrás.

 

-¿Lo sientes, Harry? ¿Me sientes?

Harry deseó contestar afirmativamente, pero de su boca solo emergió un lloriqueo desesperado: la rasposa voz de Draco lo excitaba casi tanto como sus caricias. Arrojó sus caderas hacia delante, deseoso de más contacto del miembro de Draco.

Do you believe that we can change the future?
Do you believe I can make you feel better?


Escuchó a Draco reírse entre dientes, pero antes de que Harry pudiera ofenderse por ello, el rubio lo recompensó con una caricia más.

–Sí me sientes –masculló Draco contra su boca. Harry quiso seguir besándolo pero se encontró completamente incapacitado para concentrarse en algo más que aquella dura erección rozándose contra él. -¿Sientes mi deseo, Harry? ¿Lo sientes? –Draco le soltó una mano y rápidamente depositó la suya sobre la entrepierna de Harry, apretando su pulsante miembro y haciéndolo ver todo el firmamento. Gimió al tiempo que lo tocaba. –Ahpormerlín, Harry… -Dios, si volvía a pronunciar su nombre así, no lo soportaría… -No tienes idea… -un apretón más y Harry creyó que si lo hacía una vez más estaría muerto. -… de lo que he estado… oh, Harry… no tienes puta idea.

Can we get together?
Together… gether… gether… gether…


Los gemidos y jadeos que alcanzaba a percibir a lo lejos y que eran emitidos por los demás amantes que los rodeaban, sólo conseguían incrementar su libido a niveles que amenazaban con hacerle explotar la cabeza y la polla a partes iguales. Increíblemente y contra todo antecedente, en ese momento se sintió un cabrón exhibicionista, gozando con el simple pensamiento de poder ser observado por otros mientras que fuera Draco y-joder-sólo-Draco quien se lo estuviera follando. Era casi como un “mírame con quién estoy”. Orgullo y satisfacción. La realización del único sueño que había visto más imposible que la misma derrota de Voldemort.

Oleadas de calor le recorrían el interior de la piel, partiendo desde el pecho y haciéndolo temblar cuando alcanzaban todos los miembros de su cuerpo. Si alguna vez pensó que la frase “ver estrellas” era una cursilería, en ese justo instante pudo comprender a qué demonios se referían. La enorme y diestra mano de Draco oprimía su dureza como si él mismo se estuviera masturbando, como si Draco supiera a ciencia cierta qué era lo que Harry requería para correrse sin ni siquiera pensarlo.

Tuvo que decirlo. Entrecortado, más por la falta de aire que porque Draco no cesaba de besarlo.

 

–DiosDraco, si no me… ¡Ah! Por amor a Merlín, Draco… si no haces algo ya, no voy a…

-¿Ansioso, eh? –Draco sonrió y comenzó a bajarle la bragueta.

-¡Sí, Dios-sí! Ah, mierda…

Can we get together?
I really, I really wanna be with you


Los dedos de la mano de Draco liberaron su erección y rápidamente la envolvieron en el más tierno y cálido prendimiento. No tuvo que mirar hacia abajo para ver en su mente los dedos de Draco, largos como las noches en que su deseo lo llevaba a imaginarlos dentro de su cuerpo. La otra mano del rubio, que todavía sostenía el brazo de Harry por encima de ellos, cayó hasta el rostro de Harry y le envolvió una mejilla. Harry abrió la boca al sentir la suave piel de las yemas de los dedos de Draco rozar cerca.

Pocas veces Harry había sentido aquel grado de pasión y tuvo que abrir los ojos cuando los puntos de luz que veía bajo sus párpados se tornaron insoportables.
La visión del rostro de Draco tan cerca del suyo fue aplastante. Tan increíblemente hermoso y con un gesto de éxtasis en la cara que provocó que Harry jadeara de sólo verlo. ¿De verdad él lo estaba haciendo sentir eso?

La mano que Draco tenía sobre la mejilla de Harry se acercó hasta su boca y éste giró su rostro para alcanzar con su lengua los dedos del rubio. Harry observó la reacción de Draco, quien frunció el ceño y se relamió con un gesto de indecible placer en la cara, incrementando la velocidad en las caricias que le estaba prodigando a su miembro.

Fue una reacción en cadena. Entre más atrevidas se hacían los besos que Harry le daba a Draco en su mano, más fuerte y rápido correspondía él acariciando su polla erecta. Harry absorbió un par de dedos entre sus labios, los liberó y procedió a lamer la mano completa, haciendo que Draco jadeara y sin resistirse más, se inclinara a besarlo pero sin retirar su mano. Las lenguas de ambos se rozaron en una sensual danza mientras parecían luchar pulgada a pulgada por saborear cada dedo de Draco.

Come on, check it out with me.
I hope you, I hope you feel the same way too.


Harry gimió de frustración cuando Draco soltó su erección, pero pronto se dio cuenta que lo hacía porque también él se estaba abriendo los pantalones. La pura expectativa de lo que eso significaba casi lo hace correrse y entonces, un torrente de sensaciones amenazaron con hacerle perder la cabeza cuando por fin su erección percibió el tacto más suave del que pudiera tener memoria.

Sabía lo que era pero tuvo que abrir los ojos para cerciorarse y una vez contemplando ese espectáculo, no pudo quitarle los ojos de encima.

Eso era, sin duda, la cosa más jodidamente erótica que había visto en su toda su vida: el miembro erecto de Draco acariciando al suyo propio.

Merlinytodoslosputosmagos! -gimió tan alto que estuvo seguro que todos los del cuarto oscuro lo habían oído aún sobre la música y sus propios sonidos. Draco bajó entonces la mano que había estado tan amablemente lamida por ambos, y con ella tomó las erecciones de los dos uniéndolas en lo que a Harry se le antojó la más húmeda, tibia y endemoniada opresión.

Cerró los ojos sintiendo que perdía el sentido, las rodillas le flaquearon y tuvo que colocar una mano sobre uno de los hombros de Draco para no resbalar por la pared derechito hasta el suelo. Jadeó y abrió los ojos de nuevo, quería ver aquello… necesita verlo. Para convencerse de que en realidad estaba pasando, que no era sólo un maldito sueño.

It's all an illusion.
There's too much confusion.


Antes de bajar los ojos de nuevo, buscó la mirada de Draco. Y como si hubiera sabido que Harry lo estaba mirando, Draco levantó sus dilatados y entrecerrados ojos hasta él. Y en ese efímero y glorioso instante, Harry confirmó lo que ya había estado sospechando.

Quería a Draco de una manera que con Colin jamás se le había revelado. Estoy jodido, pensó cuando se dio cuenta que estaba irremediablemente enamorado.

Se mordió los labios y gimió quedo, no permitiendo que las palabras buscaran válvula de salida. La mirada de Draco estaba turbia de deseo y posesión, pero Harry sabía que sólo era eso. Deseo, lujuria y poder.

El pensamiento le dolió más de lo que hubiera creído y evitando su mirada, Harry observó de nuevo hacia abajo. Perdiéndose en la estimulante imagen de sus dos pollas frotándose juntas, unidas entre los cada vez más veloces movimientos de la mano de Draco. Cayendo en un abismo provocado por el sensual y finísimo tacto del miembro erecto de su amigo, queriendo memorizar la manera en que se sentía, el modo en que lucía junto al suyo… en la pequeña, casi inexistente mata de vello rubio.

No estaba seguro si aquello volvería a pasar y no quería perder detalle de semejante encuentro. Pero al mismo tiempo, aquella vorágine de sensaciones lo arrastraba cada vez más adentro. Adentro de su mismo cuerpo, como si su alma se doblara en sí misma cada vez más… más apretada. Más tensa. Más.

I'll make you feel better.

Cerró los ojos por última vez. Fue como si el peso del mundo lo aplastara.

Y entonces, como un estallido de pura magia, cada célula de su piel vibró con la fuerza de un géiser hirviente y su alma se liberó de la prisión en la que su mismo deseo la había doblegado. Escuchó un gemido ronco como el rugido de un león, y no supo hasta después que había sido él mismo quién lo había emitido.

Cada descarga fue un golpe físico y cuando todo terminó, su alma se reacomodó en su cuerpo con una paz y dulzura que hacía mucho tiempo no sentía. Apenas fue consciente de que Draco tenía su boca sobre la suya y que también estaba gimiendo, finalizando con ayuda de su propia mano y con la esencia de Harry sobre su miembro.

Harry percibió escalofríos de ternura cuando la liberación de Draco cayó sobre su vientre y sonrió. Los latigazos de aquel líquido tibio significaban la culminación de su más grande sueño.

Haber tenido sexo con Draco. Aunque hubiera sido por una sola e insuficiente ocasión.

Jadeando en una batalla por recuperar el aliento y la mente clara, con un desfallecido Draco apoyado sobre él y la inminencia de la realidad encima, Harry tuvo tiempo de preguntarse si eso que había sucedido entre ellos marcaba acaso el esperanzador inicio de una relación o el ominoso final de su amistad. Mordiéndose la incertidumbre, tragó saliva y aguardó lo que le pareció una eternidad.

If it's bitter at the start...
Then it's sweeter in the end.


Por fin Draco levantó el rostro y ante el enorme alivio de Harry, le sonrió. -¿Nos vamos a casa, león?

Ante la pregunta, Harry no pudo más que asentir con la cabeza, pues su voz parecía haberse extraviado en un lugar muy, muy lejano al igual que su antigua resolución de mostrarle a Draco la verdad de lo que ocurrió el día que lo rescató.

Draco miró a su alrededor para asegurarse que nadie los estuviera observando. Y entonces, abrazando fuertemente a Harry y aún con sus braguetas desabrochadas, cerró los ojos y al instante desapareció junto con el moreno con rumbo a su habitación.

 

 

 

 

 

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Notas del Capítulo:

  1. Las canciones que Harry y Draco escucharon en este cap, las puedes bajar/escuchar/leer en la Música del Manual. ^^
  2. Y acá están unas cuantas imágenes en el Picspam de la regla 5. ;)